Es la vecina que nadie quiere saludar, que nadie quiere mirar, con la que nadie quiere convivir, pero que siempre está allí, transitando por las calles. A algunos habitantes de la ciudad los obliga a cerrar puertas y ventanas para evitarla, aunque si sale el sol y hace calor es imposible olvidarse de ella. Todos los días el agua servida brota en algún barrio de la capital y mientras el problema se soluciona en un punto, el líquido pestilente surge en otro lado. Tanto es así que el 40% de los reclamos que recibe la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) están vinculados a desbordes cloacales, según estimaciones de la propia empresa. En la sección Caminando la Ciudad de LA GACETA, las llamadas de lectores que se quejan por este tema se multiplican día a día.
Claudia Torres vive hace 47 años -toda su vida- en la avenida Independencia antes de llegar a Bernabé Aráoz. Dice que no recuerda casi la calle seca y sin olores, que siempre desfila por allí el agua servida. Pero lo que le pasó hace nueve meses fue la gota que rebasó el vaso: “vino la SAT a reparar un desborde, pero resulta que me rompieron el caño en la puerta de mi casa. Ahora me quieren cobrar $700 para arreglarlo, cuando ellos mismos lo rompieron”, contó la vecina. La solución provisoria que encontraron Claudia y sus compañeros de las cooperativas Argentina Trabaja fue llenar de maderas la pérdida para evitar que alguien se embarre. “El basurero casi se cayó ahí dentro, y de la SAT siguen sin solucionar”, reclamó.
En la avenida Coronel Suárez, al este de la capital, los vecinos también están acostumbrados a los derrames de agua servida. A la altura del 400, Ruth Aguirre, de 24 años, es la fiel guardiana de sus hermanos más chicos. “Hay que cuidarlos muchísimo, porque se mojan con esa agua podrida y es un peligro. Cuando sale el sol el olor es insoportable”, aseguró. El agua corre a sus anchas desde el pasaje Próspero García (por el cual circula un pequeño canal a cielo abierto) hasta la avenida Benjamín Aráoz. Hacia el norte por la misma avenida, pasando la Gobernador del Campo, el problema también es habitual. “Hasta hace unos días estuvimos más de tres semanas con el agua servida circulando por la calle. No se puede ni abrir las ventanas por el olor”, lamentó Cristina Guglialmelli de Cuevas, de Coronel Suárez al 1.200. Según la vecina, desde que se pavimentó la avenida en ese tramo el problema ha disminuido, pero de vez en cuando se encuentran con la odiosa vecina que transita la calle.
Grasa, cemento y robos
Según la SAT, el motivo de los colapsos cloacales es siempre el mismo: el mal uso que se hace de la red. Consultado por LA GACETA, Sergio López, gerente de Infraestructura y Planificación de la firma descartó que el problema esté vinculado a las dimensiones de los colectores. “Desde que nos hicimos cargo del servicio hemos construido más de 27 kilómetros de grandes colectores que bordean la ciudad en todos sus puntos. Son cañerías que van desde los 400 milímetros a los 1.200 de diámetro. Están sobredimensionados, pero hay una cuestión cultural difícil de resolver”, afirmó.
Entre esos malos usos, el directivo detalló que los conflictos aparecen cuando roban las tapas de las bocas de registro y, con el hueco al aire libre, los vecinos arrojan basura, provocando taponamientos. “En la avenida Salta, por ejemplo, suele haber problemas porque hay muchos edificios en construcción: los obreros lavan las herramientas con cemento y esa mezcla va a parar a la red cloacal. También en las zonas donde hay muchos bares se producen taponamientos con grasa”, enumeró.
En algunos puntos de la provincia, la SAT reemplazó las tapas de hierro fundido -una tentación para los “revendedores”- por tapas de hormigón. En otros casos, han optado por soldar las tapas, aunque ello implique un trabajo extra cuando hay que reemplazarlas para trabajar en la red.
“En algunos barrios los vecinos se han comprometido y denuncian los robos de las tapas, porque saben que el problema después lo sufren ellos”, destacó López. Una forma de prevenir colapsos es llamar, apenas se note que falta una tapa, al 0810 8888 728.